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Los árboles frutales son una gran opción para producción casera o a gran escala, ya que pueden hacerlo por muchos años, además son buenos para dar sombra, madera y soporte para plantas trepadoras como el maracuyá. Una selección de diferentes frutales producirá frutas a lo largo de todo el año y así la disponibilidad de alimentos complementarios se incrementará en el huerto o campo.
Se define como árboles frutales, a todas aquellas plantas con flores que producen una fruta que se consume o es utilizada por los seres humanos. Cada tipo árbol se divide en función de su anatomía y su morfología. Aunque hay miles de diferentes árboles frutales cultivados en todo el mundo, algunos son más frecuentes que otros. -Tipos de frutales. Árboles de frutos tiernos y hueso en su interior. Los árboles frutales más característicos que entran en este grupo incluyen; el ciruelo, cerezo, mango, olivo y albaricoquero. Árboles de frutos tiernos y pepita en su interior. Entre los árboles más destacados en este grupo encontramos el manzano, el peral y el níspero. Árboles de frutos secos. Entre los más representativos de este grupo podemos mencionar al avellano, el nogal, castaño y almendro. Los árboles jóvenes crecerán más rápido con una protección adecuada contra los factores climáticos, los árboles, como el tamarindo y el coco, pueden ser sembrados creando cercas vivas para la protección de otros cultivos. Para elegir el árbol frutal más adecuado, te puedes realizar las siguientes preguntas: ¿Qué espacio ocupará? ¿Dónde lo puedo ubicar? ¿Cuál es su edad productiva? ¿Dan fruta todo el año o sólo una vez por ciclo? ¿Cuáles son las condiciones para su mejor desarrollo? ¿Cuál es su manejo? ¿Principales plagas y enfermedades que lo afectan?
-Reproducción por semilla. Preparación de la semilla. La reproducción por semilla de árboles frutales puede requerir de distintas estrategias para lograr germinarlas, ya que el embrión puede estar rodeado de una testa dura, o requerir de cierta temperatura o estar en estado de latencia (dormida) esperando condiciones favorables para despertar. Por su puesto hay semillas que no requieren de algún proceso especial para su germinación, como por ejemplo, el aguacate, solo con proporcionarle las mínimas condiciones necesarias de temperatura, humedad y oscuridad, comenzará a germinar. En el caso de semillas de cáscara dura como la ciruela o el durazno, va a ser necesario fracturar la cubierta, lo cual puede ser lijándola o quebrándola con unas pinzas o un martillo. Para después extraer el embrión, también si retiramos la cáscara de una semilla como la nuez o el mamey mejoramos la germinación, si bien tiene una cubierta dura esta se puede romper con un golpe suave. En el caso de los cítricos o el mango, germinan mejor sin la cáscara que los cubre, la podemos retirar con cuidado apoyándonos con unas tijeras o una navaja. Cuando hablamos de temperatura debemos tomar en cuenta que algunas semillas pueden requerir de temperaturas bajas o altas para germinar, a esto se le denomina estratificación, un ejemplo de esto son las semillas de climas cálidos, debemos tomar en cuenta que su germinación debe ser en la época adecuada, de lo contrario estas no germinarán. En ocasiones es recomendable sumergir la semilla en agua antes de sembrarla para mejorar la germinación. Una vez obtenida la semilla, a continuación, debemos desinfectarla con un poco de cloro, para posteriormente sembrarla.
Colocamos en una charola de siembra con al menos 5 cm de profundidad o bien podemos utilizar charolas forestales especiales para la germinación de este tipo de semilla. Como medio de cultivo podemos utilizar varios tipos de sustratos, entre ellos están: tierra negra, tezontle, peat moss, perlita, o alguna mezcla. Cernimos la tierra o el sustrato y después lo humedecemos. Colocamos el sustrato en la charola y posteriormente la semilla, una por cada cavidad, a una profundidad de 1 cm, cubrimos la semilla y colocamos la charola en un lugar con una temperatura constante protegida del clima, el riego solo se realizará con agua. La germinación puede tardar de 10 hasta 20 días, dependiendo del tipo de semilla, el clima, entre otros factores. Para realizar el primer trasplante va a ser necesario esperar hasta el momento donde la plántula tenga su segundo par de hojas verdaderas. El primer trasplante será a una bolsa forestal de 35 x 35 o de 40 x 40, también puede ser a una maceta más grande de 7 a 8 pulgadas, o una maceta Air Grower de 11 L. El contenedor debe tener sustrato previamente acondicionado y humedecido, con mucho cuidado sacaremos nuestra plántula, hacemos un orificio en el sustrato y colocamos nuestra plántula. Posteriormente al primer trasplante, esperamos de 6 meses hasta un año para permitirle desarrollarse y fortalecerse, entonces estarán listas para el trasplante a tierra.
Se deben tomar cuidados especiales para sembrar plántulas o variedades injertadas, lo que permitirá su establecimiento rápido y seguro. Las raíces nunca deberán recibir luz solar directa o evitar su deshidratación. Es necesario hacer un agujero del doble de profundo del tamaño del cepellón de la plántula y mezclar una cantidad generosa de composta y fertilizante con el suelo, antes de colocar la planta al fondo del agujero. Mientras se sostiene la planta, rellena el agujero con tierra y más composta. Si el área es húmeda, se recomienda sembrar el árbol en un montículo de tierra más alto que la superficie general del suelo. Si el área es seca, hay que sembrar el frutal en una cavidad más baja que el suelo de alrededor. Planta los árboles en un lugar en donde por lo menos reciban de 6 a 8 horas de sol por día durante toda la temporada de crecimiento. En casa se recomienda plantar por lo menos a 2 metros de distancia de las aceras y calzadas, mientras que a 4 metros de distancia en edificios. Esto se hace debido a que las raíces de los árboles se extienden más allá de la copa del árbol. Debe haber entre 3 a 4 metros de espacio entre cada uno de los árboles que se cultiven, aunque esto dependerá del tipo de árbol, puedes observar un ejemplar adulto del árbol que deseas sembrar para hacerte de una idea del espacio que ocupará. Por ejemplo, las ramas de un cítrico se esparcen 1.5 m de diámetro, por lo tanto este tipo de cítrico debe sembrarse por lo menos con un espaciamiento de 4 m. Muchos árboles frutales desarrollan raíces alimentarias en la superficie del suelo que compiten con otros cultivos, si se piensa sembrar un cultivo intercalado se debe hacer con mayor distanciamiento. Algunos árboles requieren considerar las horas frío. Es decir, determinar si al árbol le da suficiente frío para que eche fruta. Las horas frío indicadas son la cantidad mínima de horas que los árboles necesitan para producir la fruta. Si nos encontramos en una región muy cálida, no se recomienda hacer crecer un cerezo ya que nunca se obtendrán las 700 horas de frío que este árbol requiere. En todo caso, lo ideal es elegir las variedades de árboles frutales que sean más adecuadas para el clima donde vivimos. Los árboles frutales estarán mejor preparados para resistir plagas y enfermedades si están plantados en condiciones que les sean favorables como; una adecuada luz solar, sombra, protección, drenaje y tipo de suelo. Muchos problemas pueden evitarse si se practica una buena higiene agrícola: planta árboles sanos, poda las ramas muertas y no lleves al huerto plantas infectadas de los alrededores. Una vez que los árboles frutales son plantados, se requiere de un cuidado especial para asegurar que los frutos se produzcan apropiadamente. El tipo de cuidados estará en función del tipo de árboles que hayan plantado. Se recomienda un riego por goteo localizado, en caso de que se realice manualmente, procura realizarlo con una regadera para que el suelo se hidrate poco a poco y las raíces puedan hidratarse y recibir los nutrientes que necesitan, la frecuencia del riego dependerá del tipo de árbol, el clima, características del suelo, entre otros, siempre cuidando que el suelo solo esté húmedo y no encharcado o muy seco. Puedes colocar un mulch o acolchado para ayudar a retener la humedad del suelo y reducir las necesidades de agua de los árboles. La fertilización se puede realizar con composta o sales nutritivas complementando con fertilización foliar. La poda es la clave para mantener los árboles frutales visualmente atractivos y productivos. Dependiendo del tipo de árbol, es la poda que se realizará, pero podemos mencionar que la poda en general se puede realizar en tres pasos que consisten en; limpiar, adelgazar y estilizar. Aunque la poda de verano no es perjudicial para los árboles, el invierno facilita las cosas, ya que sin follaje, se puede ver realmente lo que se está haciendo. Antes de realizar la poda asegúrate de tener las tijeras bien afiladas para realizar los cortes limpios e incluso desinfectar las hojas de las tijeras con alcohol isopropílico durante 30 segundos o cloro diluido en agua (5ml por cada litro de agua) para desinfectar antes de proceder con la poda.
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Esperamos que esta guía te haya sido de utilidad. |
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